Un breve resumen de lo que fue la boda de Carlota y Wouter en el Jardín de Barretaguren. Una ceremonia religiosa en la Iglesia de Guëñes y un banquete en esta maravilla de Finca, situada en la localidad de Gordexola. Un lugar inmejorable para disfrutar de una boda por todo lo alto.

Codo con codo junto a mi compañero Alejandro Bergado con quien siempre es un gustazo trabajar. Siempre hablo de la importancia de contar con un equipo de proveedores que tengan una misma filosofía de trabajo y un estilo común. Trabajar de una manera natural sin forzar nada es una de mis prioridades a la hora de grabar una boda. Se trata de buscar un resultado fiel donde la pareja se vea reflejada.

Nada más sencillo que dejarse llevar y disfrutar. Ellos lo hicieron. Celebración religiosa amenizada con música en directo a cargo de los padres de Wouter, un tesoro en forma de canción dedicada a los novios que lo guardarán como oro en paño. No todos los días pasa que los padres del novio cantan en directo y para mí es algo importantísimo a la hora de grabar.

Tampoco es habitual reunir a tanta gente en un día tan especial, y más si hablamos de que los novios han recorrido medio mundo y los invitados se reencuentran en este día. Todo esto hace que sea más especial si cabe. A veces no somos conscientes de lo que significa una boda, mas allá de la decoración, de la comida, del tiempo que va a hacer. Hay cosas de las que solo eres consciente en el momento por mucho que lo hayas imaginado. En realidad, nunca puedes imaginar un día así hasta que lo vives en primera persona.

Gracias pareja por confiar en mí y tenerme allí con vosotros.