No sabría por donde empezar para describir lo que fue esta maravillosa boda en el Monasterio de Rioseco. Una ceremonia y un banquete con un montaje espectacular, y una fiesta que solo se puede explicar con imágenes.

Ver la transformación de cómo un lugar en ruinas, acaba siendo la localización ideal para una boda de ensueño, es sencillamente bestial. Una fecha marcada en el calendario desde hace tiempo para todos los proveedores. Toda la logística que llevaron a cabo las compis de Marketing for Lemons fue de admirar. No solo en cuanto a decoración sino en cuanto a la funcionalidad de todos los espacios. Doy fe de que no fue sencillo. Pero también doy fe que el tiempo y esfuerzo invertido dio sus frutos con creces. Para mí un honor estar allí disfrutando de esa maravilla.

Ander y Patri disfrutaron sin límites. Todos los que estábamos allí (me incluyo) nos contagiamos de ese ambiente y de esa actitud. Todavía recuerdo con Cariño los bailes y abrazos con Agapito (el padre de Ander) a última hora. 

Fue algo irrepetible e inolvidable. Todo tiene cabida en un día así, desde los nervios de los preparativos, pasando por la emoción de la ceremonia, para terminar con una fiesta digna de un festival de primer nivel. Solo los compis de Sonort serían capaces de liar algo así. Siempre digo que la iluminación es algo que aporta muchísimo en la fiesta y por supuesto en las imágenes tanto como de foto y video. En este caso no podía ser de otra manera y consiguieron que la gente quedara boquiabierta cuando entraban a lo que minutos antes había sido la ceremonia. Se había convertido en un espacio totalmente diferente.

Un privilegio grabar una boda tan increíble como esta. Mil gracias Ander y Patri por llevarme allí con vosotros y por vuestro trato tan cariñoso conmigo. Nunca olvidaré vuestra boda.